La Embajada en Suiza y el Museo Franz Gertsch, exponen la obra “1,2,3,4 pintores colombianos en Suiza”, en Galerie im park.
La exposición hace parte de la celebración del centenario de relaciones de ambos países y en el marco de promoción de Colombia en el exterior que adelanta el Ministerio de Relaciones Exteriores a través de su Embajada en Suiza.
Está presente la obra pictórica de Mario Volpe (Barranquilla), Miler Ramírez (Bogotá), Mario Pérez (Bogotá) y Andrés Fischer (Bogotá), que permite apreciar la magnitud de la riqueza de la fusión de culturas de los dos países.
Son figuras de colores y trazos que retoman las raíces colombianas de sus creadores y se combinan con el entorno de la cultura suiza.
Los pintores
La obra de Volpe abarca desde 1962. Comenzó con el surgimiento del Pop Art, al que posteriormente le siguieron el fotorrealismo, el  Neo-expresionismo y la reaparición del objeto.
Sus raíces se remontan a la pintura estadounidense de los años 60 y están asociadas a nombres de la talla de Hans Hofmann, Clyfford Still, Franz Kline y Frank Stella.
Se formó como arquitecto en las universidades de Pittsburg y de Harvard, bajo la tradición de Mies van der Rohe.
Mario Pérez concibe a Colombia dentro de la pintura como un país espacioso, con un horizonte extendido y un cielo grande, fuerte y alto.
Sus paisajes vacíos de seres humanos, pero nunca desiertos, hablan de lo intemporal. Las atmósferas y manejos de la luz e ilustraciones de árboles que recuerdan las pinturas de Robert Zünd.
Andrés Fischer se ocupa de la búsqueda sobre el tema de la vida de pareja. Empezó con trabajos preliminares, retratos fotográficos.
Primero fotografió las parejas como parejas. Fischer percibió así que el hombre y la mujer adoptaban casi automáticamente  posturas preconcebidas determinadas por la cultura  del afecto.
Miler Ramírez y los “reflejos monocromáticos”. Las grandes pinturas acrílicas cuelgan inocentes en la pared. Los colores no gritan a voces.
Sus obras son discretas en su ligero matiz blanco, en una combinación matizada y pulida. Su complejidad tiende a la monocromía, pero sin perseguirla de manera dogmática. En la pieza concluida (all-over), los colores manan y ondulan de la izquierda abajo hacia la derecha arriba.

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MRE

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