Ximena Avellaneda Díaz (Santa Fe de Bogotá 1947) es una de las integrantes del Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos”,  quien a su llegada a Oaxaca, México a finales de los ochenta se integró a este prestigiado grupo de trabajo del que en la actualidad es Presidenta. El GESMujer cumplirá 40 años de existencia pronto y en su camino ha cambiado la vida de cientos de mujeres. 


Ahí, en este largo camino de casi cuatro décadas, al menos casi treinta años han estado marcados por la genio y la figura de Ximena Avellaneda, quien nació en Colombia, donde se formó profesionalmente como Psicóloga  y en los Estados Unidos obtuvo una Maestría en Psicología Educativa en el Teachers College de la Universidad de Columbia en Nueva York, pero fue aquí, en México, donde entendió que al trabajo y en particular con las mujeres indígenas, había que hacerlo con la visión de género “que le da esa comprensión más amplia, mas humana para situar y entender la condición de triple opresión de las mujeres como mujeres, como indígenas y como pobres dentro de nuestros contextos culturales”.


Sí soy feminista, dice esta mujer con esa apariencia apacible, de sonrisa tranquilizadora. He aprendido a lo largo de años de trabajo con mujeres que la perspectiva de equidad de género constituye un arma excepcional para poder comprender la situación de las mujeres en cualquier contexto social.


La de Ximena Avellaneda es una vida que inició en los años cuarenta en Bogotá, Colombia, Relata que ella y su hermana fueron estimuladas siempre el estudio, a destacar como mujeres profesionistas, viajar, aprender idiomas aún en épocas donde sus congéneres vivían realidades diferentes. 


Fui la primera mujer joven en mi ciudad que participó por un año en un intercambio internacional, donde viví con una familia norteamericana. Esta experiencia me marcó de diversas maneras, expandió mis horizontes, me hizo independiente, segura de lo que era capaz y me lanzó a un escenario internacional desde temprana edad que igualmente fue una gran escuela formativa para mi.


Mente abierta y caminos andados llevaron a Ximena Avellaneda por el feminismo y los estudios de género que encontró en Oaxaca  o que en Oaxaca la encontraron. Reflexiona y sostiene que de manera particular fue en México donde se gestaron algunas propuestas feministas de la segunda ola de esta teoría política.


Sin duda, añade, gracias al trabajo de gran cantidad de organizaciones de la sociedad civil que  han surgido desde la década de los setenta y que se han enfocado a las temáticas de los derechos de las mujeres, la participación política, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, la prevención de la violencia hacia la mujer, entre otros.


Sin embargo, no es suficiente, hay todavía un largo camino por andar en el medio urbano, en el rural e indígena para hacer efectivos estos logros. Falta aún mucha información adecuada y accesible culturalmente para que la población se apropie de estos cambios, los haga suyos y los defienda, sostiene esta aventajada feminista que aunque colombiana de nacimiento es oaxaqueña por adopción.


En términos generales  podemos decir que básicamente el movimiento feminista ha logrado poner la agenda de las mujeres de manera más visible, -pero- que todavía no interese a la mayor parte de la población es otra cosa, aún hoy no se ha llegado a una igualdad plena de derechos para hombres y mujeres, sostiene Ximena Avellaneda.


Si hoy muchas mujeres no feministas o  aún antifeministas tienen derechos políticos y pueden realizar otras actividades en el mundo público, es porque otras mujeres, las feministas, lucharon por ello, dice con seguridad total. Luego enumera:


Lo primero que hay que reconocer es la visibilización del problema, esto es identificar la condición  femenina como un problema social, con costos políticos, económicos, sociales y culturales.
Los avances en la legislación en estos cuarenta años son fundamentales, sobre todo con la incorporación de nuevas leyes y  la incorporación de la perspectiva de equidad de género en el combate de la violencia hacia las niñas,  jóvenes y mujeres. 


En la participación política se registran avances, sobre todo con los relacionados con la incorporación de la discriminación positiva en las leyes electorales y recientemente la ley de la paridad.
Referente a la igualdad existe una creciente participación de las mujeres en los mercados laborales con mejor capacitación, sin embargo todavía estas no reciben remuneraciones equivalentes a las de los varones por igual trabajo. Las mujeres constituyen hoy más del cincuenta por ciento del estudiantado en todos los niveles.


En lo referente a la salud y los derechos sexuales y reproductivos se lograron avances en varias entidades en la legislación sobre el derecho a la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo especialmente en la Ciudad de México así como darle la importancia a la necesidad de mejorar y ampliar los servicios de salud sexual reproductiva..


Ximena Avellaneda se declara optimista respecto al futuro del movimiento feminista. Algo prometedor es el hecho que en la actualidad son más las jóvenes interesadas y preparadas en temas de género y no solamente sino que desarrollan acciones innovadoras para llevarlo a cabo. 


La juventud ahora no es la misma que en el pasado, está mejor capacitada, hace uso de los medios de comunicación y de las redes sociales, con la finalidad entre otras de hacer sentir su voz. El acceso en mayor medida a la educación plantea un mayor activismo dirigido a conocer y ejercer los derechos.


Sin embargo, plantea que uno de los retos fundamentales del feminismo es “reinventar o actualizar el feminismo” acorde a los momentos en que vivimos. La frase suele complicarse a simple vista, por lo que explica.


Las jóvenes tienen que encontrar en el movimiento respuestas a las realidades cambiantes, seguirán firmes muchos de los principios que llevaron a tantas mujeres a plantearse otra forma de vivir, más justa y humana como decía Rosario Castellanos, pero las formas para llegar a estos tal vez deberán adaptarse a los tiempos modernos.


Otro componente que ha avanzado mucho en Oaxaca desde mi perspectiva es la organización de mujeres provenientes de los pueblos originarios quienes en su momento se resistían a acercarse siquiera al concepto de feminismo. 


Hace treinta años eran pocas las mujeres provenientes de las comunidades que hablaban en primera persona de la condición de las mujeres, en ese sentido debo decir que el avance ha sido enorme, hoy en día las mujeres y las jóvenes en particular indígenas y afro descendientes, a partir de sus propias organizaciones, están alzando su voz, están haciendo sus propias demandas a la sociedad dominante y al interior de sus propias comunidades, donde ponen de manifiesto el tipo de cambios que esperan se den, para efectos de contar con mayor participación en la toma de decisiones y sobretodo en el anhelo de vivir vidas sin violencia. 


El feminismo es una teoría política que transforma. En la vida de Avellaneda Díaz no fue una excepción. Siempre decimos que esto es lo maravilloso de la perspectiva de género, es algo que no te puedes quitar y poner y es algo que tiene que pasar por tu cerebro, tu corazón y tu estómago y, sobre todo,  forma parte de tu existencia.

 

 

*Extraído de un artículo más amplio titulado “¿Yo, feminista?” original de la periodista Soledad Jarquín Edgar.

Nota

Ximena Avellaneda, psicóloga colombiana residente en México que dedica su vida a defender los derechos de la mujer

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