El día que el Restaurante Hisop supo que había ganado una Estrella Michelín fue el más ajetreado de aquella semana. El lugar sólo tiene capacidad para 40 comensales, pero justo aquel día había 52, así que tuvieron que utilizar mesas de un local vecino. Incluso, el dueño del Hisop, Oriol Ivern, se puso el delantal de camarero y salió a servir.
En ese momento, una llamada telefónica lo dejó mudo: "os acaban de dar una Estrella Michelín". Ivern no sabía cómo reaccionar. Dio unos pasos hacia la cocina y compartió la alegría con su segundo, el chef colombiano Arlin Posada.
"Fue una locura tanta emoción en medio del servicio, pero al final pudimos celebrar con la familia y los amigos", recuerda Ivern, al tiempo que aclara: "con la Estrella vendrán más clientes, eso seguro, pero nos hemos comprometido públicamente a no subir los precios".
El Hisop, abierto desde 2001, es uno de los cuatro restaurantes barceloneses que este año estrena la prestigiosa Estrella Michelin y, aunque su menú se define como "catalán contemporáneo", aquí es posible encontrar yuca, maracuyá y mango entre los ingredientes.
Puede ser que la presencia del colombiano Arlin Posada entre los fogones influya en los toques exóticos de la comida. "Puede ser. De hecho yo hago un arroz con leche, receta de mi madre, que hemos catalanizado un poco", admite este hombre alto y moreno, nacido en Popayán hace 34 años.
A España llegó hace diez para terminar su carrera de Geografía, pero por cosas de la vida terminó estudiando Topografía y ni lo uno ni lo otro lo saciaba. "Estudié cocina en la Escuela de Hostelería de Barcelona y cuando terminé empecé a trabajar con Oriol. Los primeros seis meses en un restaurante de Castelldefels que él asesoraba y luego en el Hisop. Empecé como pastelero y ahora soy segundo de cocina".
Su pasión por los fogones viene desde Popayán. En la cocina de su mamá, Roberta, "teníamos todas las conversaciones y nos contábamos todas las penas". Luego, en Barcelona, fue la suegra de su hermana la que le enseñó a distinguir los nombres de los alimentos en el mercado y la que le dio sus primeras recetas en catalán.
Para él, "la cocina es más de paciencia que de dificultad" y para Oriol, su jefe, "trabajar con Arlin es una pasada, es muy trabajador e implicado". El único defecto que le encuentra "es que me pone bachata en la cocina y esa música no la aguanto".
Arlin todavía no tiene muy claro si quiere abrir su propio restaurante. Por lo pronto, se prepara para hacer un máster en Alta Cocina y Gestión y para viajar el año entrante a Colombia. "Hace dos años que no voy y me hace ilusión ver a mi madre y explicarle en persona lo que significa este premio". Por teléfono, le ha dicho que una Estrella Michelin es como un Oscar para un actor de cine y ella, muy orgullosa, se ha emocionado, pero seguro se alegrará más cuando lo vea de frente: "la voy a retar, a ver si la supero con un sancocho o con la sopa de arroz, que es su especialidad".
Y pese a tanto triunfo y a tener toda una carrera por delante en España, Arlin no quiere envejecer aquí. "Tengo mi vida montada en Barcelona pero jubilado no me veo por aquí. Lo que sí tengo claro es que como colombiano debo hacer patria donde esté. Nosotros somos los responsables de romper los tópicos que se tienen de Colombia".
¡Y bien que los ha roto!

ZULMA SIERRA
BARCELONA

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Enlatino.com

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